La vida en los núcleos urbanos puede ser perjudicial desde un punto de vista respiratorio. Entre las enfermedades más frecuentes se hallan el asma, la EPOC y los problemas alérgicos. Los niños y los ancianos son más vulnerables a la contaminación y, en las personas que están expuestas a la polución, se ha dado un incremento de la mortalidad por enfermedades respiratorias crónicas y por cáncer de pulmón. El tabaco es otro factor que agrava los problemas respiratorios.
La Dra. Laura Álvarez Santín, neumóloga de los hospitales universitarios HM Montepríncipe, HM Sanchinarro y HM Torrelodones, aconseja "no salir a la calle y practicar deportes al aire libre cuando los niveles de polución sean muy elevados". Asimismo, recomienda el uso de mascarillas a los pacientes con problemas respiratorios crónicos.
En lo que se refiere a las enfermedades alérgicas, a lo largo de los últimos años se ha registrado un incremento de los casos en los núcleos urbanos. En ellos, según explica la Dra. María Muñoz Pereira, alergóloga de los hospitales universitarios HM Montepríncipe y HM Puerta del Sur, "la contaminación produce una mayor agresión de las vías respiratorias, lo que facilita el paso de los alérgenos". La especialista recuerda que los pólenes de las plantas que están sometidas a la contaminación, en especial a las partículas diésel, son más agresivos que los que crecen en un entorno rural.
El impacto de la contaminación también varía en función del barrio en el que se reside. De esta manera, la Dra. Laura Carballeira Carrera, psicóloga clínica del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitario HM Puerta del Sur, manifiesta que "los salubristas aseguran que el código postal tiene más peso sobre la salud que el código genético".
La contaminación ambiental también afecta a la salud cardiovascular. Y, más allá de la polución, el estilo de vida en las ciudades puede generar unos niveles de estrés más altos que en el entorno rural. "El estrés crónico puede provocar diabetes, depresión y afecciones de la piel a largo plazo", advierte la Dra. Cristina Llanos Guerrero, cardióloga del Hospital HM Vallés. Por ello, una de las recomendaciones para reducir su impacto es no estar permanentemente conectado al trabajo. Las técnicas de relajación también ayudan a evitar la ansiedad o los trastornos emocionales.
En los núcleos urbanos, las condiciones laborales, la habitabilidad, el ruido y las distancias pueden contribuir al incremento del estrés. Pero esto no quiere decir que el estrés no exista en el campo. "En las ciudades nos encontramos ante la pérdida de la red social y la soledad, mientras que en las zonas rurales se mantienen unos vínculos sociales mayores que crean una malla de seguridad que no solo protege la salud, sino que también amortigua los efectos del estrés", afirma la Dra. Carballeira Carrera.
De esta manera, la Dra. Llanos Guerrero recomienda residir lejos de las ciudades que presentan altos índices de contaminación, así como planificar escapadas al campo de manera esporádica. Estas son beneficiosas para corazón, pulmones y mente.
Una dieta saludable y el ejercicio físico son dos de los hábitos que contribuyen a reducir el impacto de la contaminación. En la ciudad se tiende a ingerir más alimentos procesados que en el medio rural. Por ello, la Dra. Llanos Guerrero recomienda recuperar los productos frescos de la dieta mediterránea, que son más saludables.
La especialista de HM Hospitales también aconseja utilizar medios de transporte públicos o compartidos y, si es posible, la bicicleta para realizar desplazamientos. Esa iniciativa no solo permite mantener una mayor actividad física, sino que también contribuye a mejorar la calidad del aire.
NP Vivir en la ciudad.doc